La trufa negra nos encanta, preferiblemente en crudo, y por eso hemos buscado las mejores opciones de armonía vinícola. Nos hemos basado en las recomendaciones de uno de los grandes expertos mundiales en maridaje molecular, el sumiller canadiense François Chartier. Antiguo colaborador de El Bulli, Chartier y su equipo han investigado a fondo los tioles de la trufa, compuestos volátiles que contienen azufre. Tioles como el sulfato de dimetilo (DMS) pertenecen a la misma familia molecular que los compuestos generados durante la fermentación del vino, muy en particular de las variedades blancas sauvignon blanc y verdejo y de las tintas syrah y garnacha.
Los vinos de estas variedades son una óptima elección para crear potentes maridajes aromáticos con la trufa negra. También los on los vinos tintos muy viejos, que desarrollan a menudo tonalidades aromáticas de la misma familia que las moléculas dominantes de la trufa. Esto explica y confirma la unión aromática clásica, conocida desde hace mucho tiempo, entre un gran Pomerol afinado, o un penetrante Rioja Gran Reserva, y un plato dominado por la trufa negra.
Por todo ello, nos atrevemos a recomendar, del portfolio de Muriel Wines, vinos como el afrutado Real Compañía Verdejo y el expresivo Real Compañía Garnacha, ambos muy representativos de sus variedades respectivas. También el Muriel Fincas de la villa Gran Reserva, un icono de elegancia y posibilidades gastronómicas. Son tres opciones muy diferentes que demuestran la versatilidad de la trufa negra y la capacidad de potenciación de aromas y sabores de este hongo, estrella de la cocina invernal.
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