Se trata de la alta casona que se levanta en un extremo del gran complejo productivo de Bodegas Viña Eguía. Está a las afueras de nuestro pueblo de Elciego. Frente a ella discurre la carretera A-3214.
La Casa de Eguía fue construida entre 1963 y 1964, al mismo tiempo que las enormes naves de elaboración de vino adyacentes. La arquitectura sigue el estilo tradicional de las casas nobles de piedra de sillería que podemos encontrar en los centros históricos de los pueblos riojano-alaveses. Se cuenta que para construirla se trajeron hasta las mismas puertas grandes bloques de dorada piedra de arenisca. Fueron tallados in situ. Se dice también que los forjados de los balcones están inspirados en los de la conocida Casa de los Hierros, en el centro de Elciego.
La factura de la Casa de Eguía es impresionante. Tanto por lo que se ve, sus líneas contundentes y airosas, de proporciones equilibradas, como por lo que no se ve: su calidad es modélica, su grado de conservación y de salud, extraordinario. Es un edificio que busca y consigue, estar muy bien integrado en el paisaje.
La fachada principal da al norte: hacia la Sierra de Cantabria. Desde el salón-comedor y, sobre todo, desde las habitaciones de los pisos superiores, las vistas son un espectáculo. En primer término un pequeño y coqueto viñedo, cuyas hileras apuntan hacia una bonita encina al pie de la carretera. Más allá, las lomas cubiertas de cepas; al fondo, la sierra imponente.
Hasta el presente, la Casa de Eguía ha acogido visitas puntuales de clientes y periodistas. Nuestra ilusión para un futuro próximo es darle mayor uso, y abrirla a un turismo que busque una experiencia singular.
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