El Monasterio de Armenteira, inspiración histórica de Pazo Cilleiro
Armenteira, el monasterio de las Rías Baixas
En el corazón de las Rías Baixas, muy cerca del océano Atlántico, al abrigo del monte Castrove, se encuentra un recoleto monasterio románico: Santa María de Armenteira. Su larga historia, la belleza de su entorno natural y su arquitectura medieval "el precioso rosetón, el claustro sosegado" nos sirvieron de inspiración para crear la marca y la imagen de nuestro vino de albariño, Pazo Cilleiro.
Los orígenes de Armenteira se rodean de numerosas leyendas, de las que incluso se hizo eco Alfonso X en sus Cantigas. Con todo, sabemos que en la segunda mitad del siglo XII monjes del Císter se instalaron en este pequeño valle atravesado por varios cursos de agua. Aquí levantaron la austera iglesia que hoy podemos admirar.
Desde el principio, los monjes debieron desarrollar numerosas actividades relacionadas con la agricultura y la ganadería. El propio nombre del monasterio podría remitir al antiguo verbo "armentar", que significa pastorear reses. Tendría mucho sentido: el monte Castrove acoge desde tiempos inmemoriales rebaños de caballos y cada mes de agosto se celebra en sus cumbres una célebre "rapa das bestas", fiesta ancestral en la que se recortan las crines.
Por otra parte, podemos imaginar el papel clave que tuvo Armenteira en el desarrollo del viñedo en el Val do Salnés. La orden del Císter, profundamente vinculada a la extensión de la viticultura en Europa durante la Edad Media, encontró aquí condiciones óptimas para la viticultura y la elaboración de vino. En la organización del monasterio ocupaba un lugar relevante el monje encargado del abastecimiento de víveres y vino, llamado cantinero o cillerero. Este nombre nos sugirió la marca 'cilleiro', de aire claramente gallego. Por su parte, la identidad visual se inspira en una combinación de simbolismos de la antigua tradición celta propia de este territorio, y de elementos arquitectónicos de raíz románica, tan presentes en los edificios de Armenteira.
Hoy Armenteira vuelve a estar habitado. Desde 1989, un grupo de monjas cistercienses han recuperado el pulso del monasterio y se encargan también de su hospedería, una magnífica opción de alojamiento para descubrir las Rías Baixas a un ritmo pausado.
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