Este nuevo Reserva llega en una botella marcada en vidrio con los escudos de Muriel, nuestra bodega original. A este envase se suma una imagen impactante: una nueva etiqueta que representa el típico estampado de tela batik, tejido tradicional de los países de África Occidental. Como sabéis, buena parte de los proyectos de la Fundación Maga se llevan a cabo en esta zona del continente africano, en concreto en Sierra Leona, donde estamos iniciando una nueva iniciativa en el ámbito de la educación.
La renovación de la escuela de niñas de Lunsar
En el norte de Sierra Leona, Lunsar es una población de unos 50.000 habitantes centrada en la actividad minera. La fundación Clarisas Sierra Leona gestiona un complejo educativo que acoge a más de 500 niños y niñas.
El esfuerzo de Maga se centrará en la construcción y rehabilitación de equipamientos destinados específicamente a las niñas alumnas, un segmento de la población infantil en situación de especial riesgo de exclusión. En concreto, vamos a adecuar aulas para niñas, construir aseos y financiar parte de la remuneración del profesorado, que es un aspecto clave para garantizar la continuidad de las prestaciones educativas.
Todo ello recibirá fondos generados en parte por la comercialización de los vinos de la Fundación Maga.
Una breve nota de cata del Fundación Maga Reserva 2014
El vino se caracteriza por su profundidad, su complejidad y su procedencia: exclusivamente uvas de tempranillo de cepas viejas (de una media de 50 años de edad), plantadas en la finca de el Gallo, una plataforma elevada sobre el pueblo de Elciego.
De brillante rojo cereza, despliega aromas muy equilibrados, con recuerdos a ciruelas maduras, especias suaves y matorral mediterráneo. Esa armonía que se aprecia en nariz, llena la boca de una gran redondez. Es un vino de notable potencia y estructura, a la vez sedoso, que guarda una marcada elegancia.
Se recomienda servir a 16-18 grados, acompañando platos de carne: desde asados y parrillas hasta estofados con salsas de sabor profundo. Es perfecto con las típicas chuletas de cordero lechal al sarmiento y, por la frescura que mantiene, herencia del clima riojano-alavés, está indicado con pescados intensos, como la ventresca de atún o bonito a la parrilla.
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