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El calor, un gran reto para la viña

Muriel Wines viñedo

Si las vides hablaran nos contarían con orgullo la proeza que consiguieron el pasado mes de mayo. Lograron soportar una ola de calor que, en cuestión de pocos días, batió todos los récords. Hasta pocos días antes, en el viñedo solo se veía tronco y suelo; los brotes se mostraban tan tímidos que apenas aportaban una tenue pincelada verde. Pero entonces llegó el fenómeno que lo aceleró todo. Las cepas crecieron como nunca: sus ramas se dispararon y cubrieron la viña del tupido manto verde característico.

Una intensa ola en mayo

A partir de la segunda quincena de mayo, en varios puntos de Rioja se superaron los registros históricos de temperaturas máximas. En Elciego superamos los 30 grados durante 4 o 5 días. Es algo que no solemos ver en este mes. La sensación fue de encontrarnos en el punto álgido del verano, con cielos despejados y noches cálidas.

Las vides, que son plantas muy resilientes y adaptables, respondieron lo mejor que pudieron. Por un lado empezaron a generar vegetación, de una forma acelerada. Contaban para ello con una cierta acumulación de humedad en el suelo, tras las lluvias caídas en las semanas anteriores. Hacia el 20 de mayo, las vides llegaron a crecer 4 o 5 centímetros diarios. Fue toda una sorpresa observar este incremento casi en directo, día a día.

¿Qué consecuencias tiene tal explosión vegetal? Por un lado, adelantar la floración. Los pequeños racimos florecen normalmente a principios de junio, pero este año lo han hecho dos o tres semanas antes, estimulados por el calor. Este adelanto probablemente acelerará el ciclo de maduración de la uva y anticipará la próxima vendimia.

Otro resultado del crecimiento de la masa verde de las cepas es que nos hace trabajar más en la espergura, o poda en verde. Ya sabéis, esperguramos (es decir, arrancamos los brotes y sarmientos sobrantes o que no tienen racimos) para facilitar el correcto desarrollo de la planta y la calidad de su producción, tanto en la añada vigente, como pensando en la formación de una cepa equilibrada y longeva. Cuanta más vegetación hay, más tiempo debemos dedicar a cortar. Este año será, pues, intenso también en las labores de campo.

Los meses que vienen son cruciales. Con un ojo en el cielo y otro en el estado de la viña, seguiremos el curso de la maduración con toda la atención del mundo para que, un año más, podamos elaborar los vinos que nos gustan.