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Embotellado: la salida a escena

Embotellado: la salida a escena

El último proceso del vino en la bodega

Silencio en la viña desnuda y en las salas de barricas, entre los grandes depósitos y en las viejas galerías de piedra. Hay días de invierno en que solo la planta de embotellado vibra de actividad, de ruido y de luz intensa. Su fragor rítmico es como una voz monótona y grave que proclama sin fin la importancia de la objetividad. ?Estamos produciendo?. Pero a la vez, entre la fría maquinaria, surge una difusa sensación de fiesta, de entusiasmo nervioso, de agitada ceremonia. La sala es el camerino donde un ingente elenco de estrellas se prepara para su actuación más importante. En un movimiento incesante, entre reflejos plateados y ruido de cristales, las botellas, rutilantes en su novedad, salen de aquí a punto para triunfar en el gran escenario del mercado.

 

1. Botellas a la carga
Altos palés atestados de botellas brillantes esperan su turno. Son asidas piso a piso por la máquina cargadora, que las deposita al principio de la línea.

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2. Una ducha y preparadas
La cinta transportadora ordena en fila india las botellas. Los 30 cabezales de la rueda enjuagadora van cogiendo las botellas conforme van llegando. Un chorro de agua fría a presión limpia el interior. No queda ni un solo rincón sin enjuagar a consciencia. Por gravedad, cualquier rastro de agua desaparece. Impolutas y secas, las botellas siguen su camino.

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3. El encuentro más importante
Por fin, vino y botella se encuentran en la máquina de llenado. Una ancha rueda va cogiendo las botellas y por la boca introduce un pequeño cabezal conectado a los depósitos donde el vino aguarda perfectamente filtrado. Es un proceso ágil y preciso. Su finalidad es llenar las botellas minimizando el tiempo y reduciendo al máximo el estrés que siente el vino al moverse. Con rapidez minuciosa.

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4. La cabeza bien alta
Si el llenado es rápido, el encorchado aún más. Las dos máquinas se sitúan una detrás de otra, de manera que las botellas llenas tardan solo 3 segundos en recibir su tapón de corcho correspondiente. Si en vez de corcho, un vino se embotella con tapón de rosca, no hay problema: en lugar de la encorchadora se acopla a la línea un cuerpo específico para rosca.

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5. Encantadas de conocerse
Llenas y tapadas, las botellas continúan su recorrido. A paso firme, muestran todo un aire de orgullosa satisfacción.

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6. Vestido de papel
Y así van llegando las botellas al ?vestidor?. Primero se encapsulan y luego reciben su etiqueta, que se pega firmemente al cristal. Todo pasa muy rápido, entre el fragor acompasado de máquinas rodantes.

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7. Trabajo en equipo
Todos los elementos de esta cadena de embotellado integran un equipo avenido, integrado, con un objetivo común: salir al mercado con confianza, seguridad y atractivo. Desde el llenado hasta el etiquetado, la gran serpiente mecánica se conjura para lograr un producto impecable. Y de la forma más veloz: ¡a un ritmo de 50.000 botellas por día!

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8. A punto
Decenas y decenas de botellas se agolpan impacientes. Piden a gritos salir a escena así que sin demora las empacamos en las correspondientes cajas de su marca. Todo queda a punto para su expedición a cualquier tienda, restaurante, supermercado de todo el mundo.

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¿Quieres oír el hipnótico sonido de la línea de embotellado?
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