Desde nuestras viñas más altas divisamos trigales y olivares
Si nos preguntan por un lugar privilegiado desde donde abarcar con la vista los cultivos de la tríada mediterránea en Rioja Alavesa, no lo dudamos: nuestras viñas de Veriquete, en el municipio de Lanciego.
Se denomina tríada o trilogía mediterránea al conjunto de los cultivos básicos de la agricultura mediterránea: el trigo, la vid y el olivo. Dan los tres productos básicos de la alimentación tradicional de la zona geoclimática del mundo a la que pertenecemos: el pan, el vino y el aceite de oliva, respectivamente.
Desde siempre, la comarca de Rioja Alavesa ha acogido una representación de los tres cultivos. En la actualidad, la viña mantiene un peso abrumadoramente superior a los otros dos. Las cifras de superficie son elocuentes: 13.000 hectáreas de viñedo por 950 de trigo y alrededor de 500 de olivar.
Hace algo más de un siglo, este cuadro ofrecía valores bastante diferentes. La crisis del sector vitivinícola de finales del s. XIX, sumada a la plaga de la filoxera que llegó a Rioja Alavesa en 1902, dejó apenas 300 hectáreas de viña en producción. El olivar creció pero nunca alcanzó la antigua extensión del viñedo. La posterior recuperación devolvió el protagonismo estelar a las cepas.
Los campos cerealísticos al pie de la sierra
Como decíamos, desde Veriquete la vista alcanza todo el perfil de la sierra de Cantabria. Por encima, la crestería de rocas calcáreas. Más abajo, el bosque de robles y encinas. Y en el primer piedemonte, las faldas de suave pendiente están cultivadas con cereales. Hoy la cebada domina ligeramente. El segundo cereal en importancia es el trigo y luego viene la avena. La mayor parte de la producción se destina a la alimentación animal.
La imagen de esas laderas es inconfundible: verdes en primavera, amarillas a finales del verano y de un color pardo y gris claro durante el invierno. Los ciclos de los cereales definen esos cambios cromáticos. Un poco más abajo, en la ralla de los 650 metros, estos cultivos son sustituidos casi completamente por la viña.
Mirando desde Veriquete hacia el sur, en dirección al valle del Ebro, vemos aquí y allá las primeras manchas de verde plateado: son pequeñas parcelas de olivos que parecen reivindicar tímidamente la mediterraneidad de esta tierra.
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