El dominio del paisaje
La denominación Rioja ocupa un amplio valle surcado por el río Ebro, por lo que es fácil obtener una imagen de toda la zona desde cualquiera de los muchos miradores que salpican los montes y sierras que, a norte y sur, encierran la región. Por cercanía, nuestro punto de observación favorito siempre será el conocido sintomáticamente como Balcón de la Rioja. Está apenas a 20 minutos en coche de la puerta de Bodegas Muriel en Elciego y a él se llega ascendiendo la Sierra de Cantabria por la sinuosa A-2124. Cuando nos asomamos al Balcón, obtenemos una maravillosa panorámica de los viñedos y pueblos riojanos, a uno y otro lado del Ebro. En días claros, el paisaje atrapa y emociona.
Vista hacia el este
Una lección de geografía
No existe mejor atalaya desde donde entender la geografía de Rioja. En el lado norte del Ebro, divisamos varios núcleos de la Rioja Alavesa: Samaniego, Villabuena, Leza, Navaridas, Elciego y la colina amurallada donde se asienta Laguardia. Entre barrancos, carasoles y pequeños altiplanos, se extiende el mosaico de viñas de las que obtenemos las uvas de nuestros vinos de Muriel y Viña Eguía.
Enfrente tenemos el Sistema Ibérico, con la destacada cumbre piramidal del San Lorenzo. Sus 2.271 metros son el punto de mayor altitud de la Sierra de la Demanda. Al este, se percibe la mancha urbana de Logroño. En la dirección opuesta queda la Rioja Alta. Y aún más hacia el oeste intuimos las tierras de la Bureba, en la provincia de Burgos, que según Azorín producen el mejor trigo de Castilla.
Vista hacia el oeste
Dos influencias climáticas
La misma carretera A-2124 conduce, pocos metros más arriba, hasta el puerto de Herrera, límite de Rioja con la montaña alavesa. Pocos lugares como este permiten sentir tan bien la relevancia de las diferentes áreas climáticas. El puerto, a 1.109 metros, parece marcar casi con tiralíneas la frontera entre los dominios atlántico y mediterráneo. Se nota en la vegetación, y diríamos que también en la sensación corporal. En la ladera sur, la que da al valle riojano, nos rodean las encinas, las carrascas, el matorral leñoso. El entorno es notoriamente más seco, aún estando a tanta altura. Mientras, en el lado norte del puerto, el bosque umbrío nos envuelve con sus hayedos y robledales. El ambiente es más fresco y en el aire flotan aromas húmedos. Evidentemente, de este lado ya no hay viñedo.
Nuestro próximo balcón
Hace poco tiempo hemos incorporado otro ?balcón? a nuestro particular catálogo de miradores riojanos: nuestra nueva finca de la sierra de Yerga en la Rioja más oriental. Desde su punto más alto, a unos 800 metros, el panorama es diferente al del Balcón de la Rioja, aunque igualmente impactante.
El acceso hasta aquí es más dificil y restringido, pues solo se puede llegar por los caminos rurales de la propia finca. Este hecho lo convierte en un lugar de vistas algo inéditas. En un próximo artículo hablaremos y mostraremos fotografías de ese lugar situado en el otro extremo de la denominación, donde el entorno exhibe un marcado carácter árido y ventoso.
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