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Cocinar con flores, comer con Conde de los Andes

Cocinar con flores, comer con Conde de los Andes

Tiempo de flores y armonías sorprendentes

Aunque todo el año es bueno para preparar recetas con flores, la primavera es especialmente propicia para obtener más cantidad y más variedad. Las opciones se amplían y cada vez surgen nuevas ideas culinarias que incluyen flores de todo tipo como ingredientes llenos de color.

Nos encanta descubrir el aspecto y los matices de olor y sabor que aportan las flores. En platos salados y en postres dulces, en recetas suaves y en preparaciones más intensas: en cualquier propuesta, una flor contribuye a ampliar la experiencia sensorial.

Cocinar con flores, comer con Conde de los AndesConde de los Andes Blanco 2015

Y con el vino, ¿cómo armonizan las flores? Muchas de ellas aportan un maridaje original que abre espacio a la sorpresa y al placer. Lo hemos comprobado con nuestros dos vinos de Conde de los Andes y estas son las flores y recetas que nos han entusiasmado:

Conde de los Andes Blanco 2015

Nuestro blanco de viura armoniza idealmente con flores blancas suaves y de recuerdos cítricos. Dos buenas opciones son el jazmín y la flor de albahaca: con pescados asados ofrecen un toque fresco, entre ácido y perfumado a la vez, que complementa la sutil profundidad marina. La flor de albahaca también va perfectamente con ensaladas verdes.
Si optamos por elaboraciones más complejas, son muy recomendables las flores rellenas. Pensamos por ejemplo en flor de calabacín con un relleno de bacalao o pétalos de gladiolo con queso cremoso. Con estos platos, el blanco de Conde de los Andes aporta su carácter envolvente y un nervio capaz de magnificar sabores y sensaciones. Una auténtica delicia.
Y acabamos con una propuesta muy veraniega: una crema de almendras o de hortalizas blancas (una vichyssoise, por ejemplo) combina maravillosamente con los pétalos de caléndula y sus tonos especiados, agradables y sorprendentes.

Cocinar con flores, comer con Conde de los AndesConde de los Andes Tinto 2015

Los tintos como nuestro Conde de los Andes, complejos y profundos y a la vez frescos, con presencia de fruta y pletóricos de energía, son grandes acompañantes de platos que lleven flores azules con un matiz gustativo picante, como la lila. Una receta de ave a la cazuela (un pollo de corral o una pularda, por ejemplo), con la base de un sofrito intenso y aderezada al final con unas lilas, gana detalles cítricos muy refrescantes.
La lavanda y el cantueso, también de tonalidad azulada, son perfectas para acompañar asados de ternera, a los que aportan una mezcla interesante de toques tradicionales y matices modernos.
Pero la paleta puede ampliarse perfectamente a otros colores. El ejemplo paradigmático puede ser la rosa roja, cuyos pétalos se usan en recetas de inspiración exótica como el cuscús o los estofados de cordero propios del norte de África.

Acabamos con una lista de breves consejos que nos animan a preparar platos floreados:

- Saber elegir. Siempre hay que comprar flores comestibles, nunca decorativas y mucho menos usar flores silvestres.

- Limpiar las flores. Deben limpiarse ligeramente con agua y con cuidado, quitar los estambres y los pistilos si viene la flor entera, para evitar el amargor. Se deben secar con papel absorbente.

- Conservación. Se pueden conservar en la nevera como máximo una semana, en un recipiente con una pequeña entrada de aire.

Foto de portada de lovecooking.neff.es