También V de verano, claro está. Y es que la estación del calor y de las vacaciones es una época inmejorable para visitar bodegas y viñedos. Seleccionamos unos cuantos destinos que además de sus atractivos más conocidos, suman también el imán de la cultura vitivinícola. Para los apasionados del vino, son lugares que bien valen un viaje exclusivamente centrado en el mundo de la viña y la elaboración de vinos.
Tierra, luz, viento, historia. El Marco de Jerez
Visitar las famosas bodegas-catedrales, conocer de primera mano el peculiar método de elaboración del jerez, alojarse en un caserío entre viñedos, iniciarse en el sutil arte de la cata, descubrir la combinación gastronómica perfecta para cada vino... El Marco de Jerez ofrece un montón de posibilidades para experimentar la rica cultura del vino de Jerez. A todo ello se suma el extenso patrimonio histórico y natural de unas ciudades milenarias y de una región privilegiada.
Más en www.sherry.wine/es/el-origen/enoturismo
Interior de una tradicional bodega jerezana. Foto de Carlos Calamar.
Tenerife, cepas bajo el gran volcán
Las cinco denominaciones de Tenerife (Abona, Tacoronte-Acentejo, Valle de Güímar, Valle de la Orotava y Ycoden Daute Isora) semejan un archipiélago de orientaciones, altitudes y microclimas diversos. Repartidas por toda la isla, son el testimonio de una antiquísima viticultura, que hoy justo empieza a ponerse de nuevo en valor. Su dimensión enoturística aún está poco desarrollada, lo que constituye un reclamo para los visitantes más aventureros. Sobre las laderas volcánicas, especialmente en el Valle de la Orotava, encontramos aún vestigios de un cultivo ancestral, como el singular sistema del "trenzado".
El Valle de la Orotava, con el Teide al fondo a la izquierda. La foto es de Javier Sánchez Portero.
El Mosela: meandros elegantes, laderas de vértigo
El viñedo que se asoma al río Mosela es una de las joyas enológicas del corazón de Europa. Con raíces que se remontan a la época romana, el esplendor de los antiguos señoríos alemanes y el don natural de un territorio fluvial único. Su fruto más conocido es el vino de riesling, la inconfundible variedad blanca de gran fragancia, delicadeza y acidez. Un espíritu elegante y amable que impregna el recorrido de más de 200 Km a lo largo del curso del Mosela, repleto de alicientes turísticos y culturales.
Más en www.germany.travel/es/ocio-relax/rutas-turisticas/ruta-del-vino-del-mosela.html y en www.germanwines.de/tourism/wine-growing-regions/mosel
El Mosela a su paso por el pueblo de Bremm (Foto de Barnyz).
Rumbo al hemisferio sur: Sudáfrica
Las primeras bodegas sudafricanas se fundaron en 1685, así que no estamos hablando de un lugar con escasa solera, precisamente. A las huellas del pasado, ejemplificadas por ejemplo en las soberbias bodegas de campo de arquitectura holandesa, se suman espectaculares paisajes de viñedos enmarcados por montañas icónicas e infinidad de aspectos sorprendentes para cualquier wine lover europeo. Todo ello hace de la Provincia Occidental del Cabo, epicentro del mundo del vino en Sudáfrica, un destino de encanto singular, especialmente en estas fechas del invierno austral.
Más en www.winetourismsouthafrica.co.za/ y en www.wosa.co.za/home/
Viñas y montañas de Stellenbosch, en una foto de John Hickey-Fry.
La foto de portada, de Francisco Javier Toledo Ravelo, muestra la puesta de sol en el Valle de la Orotava, Tenerife.
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