Este paso de barca era uno de los muchos que salpicaban el valle del Ebro durante los siglos en que apenas había puentes. Como detalle revelador, en toda Rioja sólo existían los de Logroño, San Vicente de la Sonsierra y Haro, todos ellos de origen romano o medieval. A ellos cabe añadir el de Assa, junto a uno de los viñedos de Muriel Wines, que fue derruido en algún momento de la Baja Edad Media.
En otra de las regiones ribereñas del Ebro, Aragón, hasta la segunda mitad del siglo XIX tan sólo existían dos puentes a lo largo de los 200 Km de río: los dos en la ciudad de Zaragoza. Precisamente de un pueblo aragonés que linda con Navarra, Novillas, es esta foto antigua de su barcaza del Ebro, que se usó hasta 1981. Podemos imaginar que la nuestra, la de Elciego, de la que no se conservan imágenes, debía ser parecida.
La barca de Elciego fue un medio clave para la vida y la economía del pueblo. De hecho, aún tenemos una calle llamada ?del Barco?, que recuerda la dirección que se debía tomar para alcanzar la ribera. La barca permitía pasar a la otra orilla personas, animales y pequeñas mercancías. Es muy problable que entre estos bienes transportara en algún momento algún pellejo de vino. La embarcación pertenecía al Ayuntamiento, que concedía la explotación por periodos anuales. Para mover la barca se debía utilizar algún método de sirga o sujeción por medio de un cable que unía ambas orillas. De esta forma se ganaba cierta estabilidad frente a las corrientes del Ebro.
Las guerras carlistas del siglo XIX se cebaron en estos pasos, considerados de gran importancia estratégica. Muchos de ellos fueron destruidos en sabotajes y acciones bélicas. Otros sucumbieron a las fuertes corrientes. Sabemos que nuestra barca se hundió en diciembre de 1861, a causa del deterioro acumulado. Unos años más tarde se inauguró el puente que aún hoy transitamos a diario.
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