El viñedo se extiende formando un mosaico sobre un vallejo a los pies del monte Toloño. La orientacion general es hacia el sur, por lo que la vegetación de estos lugares serranos muestra una adaptación modélica a la marcada aridez estival. En las estrechas franjas agrestes que separan las parcelas y, por supuesto, en las laderas de la sierra, abunda el matorral mediterráneo: la resistente coscoja, los tomillos y romeros de tronco leñoso y duro, las aliagas siempre a la defensiva?
Junto con estas especies, entre junio y julio florecen plantas como el rosal silvestre, las violetas y la estepa blanca, tan llamativa por sus hojas concentradas y sus flores moradas que parecen de papel.
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Rosal silvestre (Rosa sempervirens)
Es un arbusto de tallos trepadores que pueden alcanzar más de seis metros. Las hojas, brillantes y dentadas, son casi tan inconfundibles como las flores de color blanco. Las rosas silvestres atraen a las beneficiosas abejas que contribuyen a la polinización de la vid. Cuando florecen, forman a la vista un acompañamiento muy agradable a la masa verde del viñedo. En los valles de viña de Briñas las encontramos en abundancia en los terrenos llecos y en algunas cabeceras de las zonas altas.
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Violeta de bosque (Viola alba, Viola sylvestris)
Hierba perenne de flores solitarias, que coronan largos y finos tallos. Es una especie de lo más diverso y variable; incluso en un área de limitada superficie podemos encontrar flores de violeta de aspectos diferentes. Nos encanta encontrarlas entre las vides y, sobre todo, alineadas en los márgenes de las parcelas, donde, a pesar de su fragilidad, parecen querer proteger y arropar al viñedo.
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Estepa blanca o jaguarzo blanco (Cistus albidus)
Que no nos engañe el nombre: la estepa blanca es la de las flores rosas, ligeramente moradas. El resto de las especies de estepa tienen las flores blancas. El cistus albidus es como un testigo vegetal del lado más mediterráneo de estas serranías altoriojanas, donde se juntan además las influencias norteñas, atlánticas y continentales. Las hojas, duras y resistentes a la sequía, contrastan con la delicada textura de los pétalos. Las flores de la estepa son muy curiosas y su aspecto parecido al papel de seda llama la atención a todo visitante. Su aparición, bien contrastada con el verde oscuro y la claridad de los suelos, marca el inicio del verano.
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Aspecto del entorno de las viñas de Briñas. Las parcelas de viñedo lindan con la ladera boscosa y agreste
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