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En las laderas de Yerga

En las laderas de Yerga

Los viñedos de Yerga recobran su antigua importancia

A 70 Km de nuestro pueblo de origen, Elciego, se levanta una sierra alargada y de perfiles poco abruptos. El Monte de Yerga. Es una estribación del Sistema Ibérico que marca por el este el fin de la comunidad de La Rioja (y de la DOCa Rioja también).

En Yerga se escribe parte de nuestro futuro. Aquí, en la ladera que da al noreste, adquirimos a principos de 2017 una finca de 430 hectáreas, situada en los parajes de Soldevilla y Montalvillo, dentro del municipio de Alfaro. De esta superficie, 184 hectáreas son de viñedo, mayoritariamente de las variedades tempranillo y mazuelo.

Uno de los principales valores de esta gran propiedad es la altitud de sus viñas, que llega hasta los 700 metros. A ello se suma un entorno agreste, alejado de núcleos habitados. Es un lugar solitario, de largas vistas hacia el valle del Ebro, donde se palpa el poso profundo de una esforzada viticultura de montaña.

En próximos artículos trataremos las características geográficas y naturales del monte de Yerga, un espacio poco conocido más allá de los pueblos cercanos y que resulta muy interesante por sus posibilidades de ocio al aire libre, como destacan las guías turísticas locales.  Aquí nos centraremos en los aspectos históricos de esta ubicación tan singular de la Rioja más oriental.

En las laderas de Yerga

Yerga es historia

Hablar de Yerga es hablar de un lugar con notables huellas históricas, entre las que destaca la ermita de Santa María, cuyas ruinas se encuentran a casi 950 metros de altitud, muy cerca de la cumbre de la sierra. Según algunas leyendas y creencias populares en este lugar se fundó en el siglo XII la primera comunidad de la orden del Císter que hubo la Península Ibérica. Parece ser que se trató en realidad de unas humildes instalaciones agrarias que tuvieron una ocupación desigual, por lo inhóspito de la vida cotidiana en estas alturas, especialmente en el frío invierno.

Esta granja y su capilla dependían del monasterio cisterciense de Santa María la Real de Fitero, en el valle del río Alhama justo al otro lado del Monte de Yerga.

En las laderas de Yerga Las ruinas de la antigua ermita de Santa María del Yerga

Yerga también es historia vitícola

Por entonces, en la alta Edad Media, ¿había ya viña en las laderas de Yerga? Es probable, teniendo en cuenta el sustrato romano de toda esta área. El valle del Ebro ha sido desde la prehistoria un corredor natural por donde se han movido gentes y mercancías de todo tipo. Por aquí entraron los romanos hacia el noroeste de la Península y a su paso se mezclaron con los pueblos celtíberos y consolidaron núcleos de población como Graccurris y Calagurris, las actuales Alfaro y Calahorra.

Los nuevos pobladores romanos afianzaron la práctica del cultivo de la vid en la zona. Siglo tras siglo, en las tierras de transición entre el valle y el monte, los agricultores de la zona han cuidado pequeñas parcelas de viña. El tiempo y las condiciones naturales fueron seleccionando las variedades más aptas: la garnacha y el mazuelo. En la segunda mitad del siglo XX, se plantó tempranillo, que se aclimató bien en esta suaves laderas. La viticultura de Yerga ha ido creciendo en importancia en los últimos tiempos, con una buena convivencia entre parcelas extensas y pequeñas fincas de cepas viejas, testimonio del cultivo ancestral. Podemos decir que hoy en Yerga se está alumbrando una viticultura de gran potencial. Su fruto empieza a mostrar un carácter auténtico, muy arraigado al lugar y a la historia. Nos sentimos afortunados de poder contribuir a ello con nuestras vides.

En las laderas de Yerga Amanecer otoñal en las viñas de Yerga

En las laderas de YergaEn las laderas de Yerga