El prodigio dura pocos días, apenas dos o tres semanas. El tímido sol de febrero y marzo despliega una energía contenida pero suficiente. Su caricia despierta las ramas y los brotes se desperezan en una generosidad de color blanco.
Los caminos de Rioja, de cualquier paisaje mediterráneo, aparecen flanqueados de un regalo de aroma y encanto. En la tradición judía, el almendro recibía el nombre de "el vigilante" o "el despierto". Es el primer árbol que atiende y anuncia la próxima primavera.
En nuestras tierras de viñedo, siempre se han plantado almendros en los lindes de las diferentes fincas. Las hileras de almendral marcan los límites. Su fruto complementa la cosecha principal. Depende del clima de cada zona, pero la recolección de almendras precede o sigue a la vendimia, en una compenetración provechosa.
Febrero de 2020 ha resultado inusualmente cálido en Rioja Alavesa, y nuestros almendros han adelantado su floración. Nos han regalado paseos preciosos, visiones de las que dejan con los sentidos maravillados. El contraste entre las copas floridas de las pequeñas formaciones de almendros y la sobriedad de las cepas desnudas dibuja uno de los momentos más bonitos del ciclo de la naturaleza en nuestras lomas, colinas y laderas.
Breves apuntes de almendricultura
Cultivo arbóreo de secano por excelencia, la almendra ha formado parte del sustento básico en muchas zonas de la Península Ibérica. De hecho, los almendros que vemos diseminados y en muchos casos aislados a lo largo de nuestras lindes responden a un modelo de cultivo familiar, de autoabastecimiento.
El fruto tiene varios usos, empezando por el más primario, el alimenticio. Se consume al natural o bien tostado, y tiene una honda historia como ingrediente en la más variada repostería tradicional. Es, de hecho, el componente principal del turrón, dulce mediterráneo por excelencia, de marcada influencia árabe.
La almendra siempre se ha utilizado en diferentes versiones procesadas, sea como harina, como aceite o incluso para aromatizar licores. Más allá del ámbito de la alimentación y la gastronomía, tiene un uso creciente en cosmética y productos de higiene, lo que en las últimas décadas ha incrementado su demanda. Como ocurre en el caso del nogal, grandes plantaciones de almendro se han extendido en zonas de clima mediterráneo como los valles centrales de California. En España también asistimos a un desarrollo de la almendricultura bajo criterios de productividad y rentabilidad.
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