Trabajamos encima de un río. Literalmente: la actual bodega de Muriel, en Elciego (Rioja Alavesa), fue ampliada en la década de 1980 sobre el pequeño cauce del río Mayor, que en aquel momento canalizamos en un túnel para que pudiera continuar su curso hasta desembocar en el cercano Ebro. La parte superior de ese túnel acoge hoy diversos equipamientos de elaboración y logística de la bodega.
El río Mayor es un afluente humilde. De régimen típicamente mediterráneo, sufre un fuerte estiaje y no es raro que su lecho aparezca seco en verano. Tiene una corta longitud, apenas unos 10 kilómetros: la distancia que recorre al atravesar la Rioja Alavesa de norte a sur, desde su nacimiento al pie de la Sierra de Cantabria, fruto de la conjunción de varios arroyos, hasta que vierte sus aguas en el gran río Ebro.
Pero a pesar de su modestia, el Mayor es importante: como sus vecinos y paralelos arroyos de Herrera, Mesón, San Martín, Rojanda, Soto, San Ginés o Grande, es responsable de la singular orografía de nuestra tierra. El agua, en su irregular paso a lo largo de millones de años, ha ido modelando el terreno arcillo-calcáreo hasta configurar el actual relieve de Rioja alavesa: un sistema de barrancos, terrazas, escarpes y plataformas orientadas al sur. Este paisaje físico es decisivo para el cultivo de la vid, para su calidad, productividad y salud.
Recorriendo el valle del río Mayor
Estos días de principios de otoño hemos empezado a documentar los paisajes cercanos al río Mayor. De momento nos hemos concentrado en el curso medio y hemos recorrido la carretera que desde Elciego remonta el vallejo del Mayor en dirección a los pueblos de Navaridas y Leza. Estas localidades nacen a partir del siglo X a orillas del riachuelo, para aprovechar sus recursos hídricos. El papel del Mayor no se ha limitado a la formación orográfica de la comarca. Como el resto de la red fluvial riojano-alavesa, también sido uno de los factores esenciales que han determinado el esquema de poblamiento de estas tierras.
En nuestra aproximación al río, nos hemos sumergido en la estrecha franja de bosque de ribera que lo flanquea, un ambiente fresco y húmedo que contrasta con la aridez de las lomas calcáreas, mayoritariamente cultivadas de viña. En la vendimia aumenta el tránsito de remolques cargados de uva desde estos viñedos hacia diferentes bodegas, entre ellas la nuestra en Elciego.
La exploración del valle del Mayor también nos ha dado la oportunidad de subir al cerro conocido como Alto de Castejón, a las afueras de Navaridas. Un lugar solitario y aireado, de impresionantes vistas. Aquí, en plena Edad del Hierro, se ubicó un dinámico poblado agrícola, que se abandonó hacia el año 500 antes de nuestra era. Desde esta pequeña meseta se domina la zona central del valle, un espacio geográfico, natural e histórico que seguiremos descubriendo.
Panorama del valle del río Mayor desde el Alto de Castejón. A la izquierda se observa el cercano pueblo de Navaridas. En la imagen del centro, a lo lejos, destaca la colina de Laguardia.
El recinto de la bodega de Muriel en Elciego, con la explanada de carga en primer plano. Justo por debajo se dispone el túnel fluvial por donde atraviesa el río Mayor en dirección hacia su desembocadura en el Ebro.
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