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Tempranillo y Garnacha, historia de una amistad

Dos variedades clásicas, dos expresiones de Rioja

Dos variedades clásicas, dos expresiones de Rioja

Hace 100 años, cuando Rioja acababa de dejar atrás la destructiva plaga de la filoxera, los viñedos de esta región raramente se replantaron con una sola variedad. En una misma parcela convivían varios tipos de uva, tanto tintas como blancas.

 

Entre las tintas, durante muchas décadas las dos variedades principales en extensión fueron la tempranillo y la garnacha. Se sabe que hasta los años 80, cada una suponía alrededor un tercio del viñedo riojano. Es decir, ambas sumadas ocupaban más del 60% del total de la superficie vitícola.

Esto era así por varias razones. La primera, y más obvia, era la excelente afinidad que ambas tienen con el terroir riojano o, mejor dicho, con la gran diversidad de terroirs que existen a lo largo y ancho de la región. Pero el motivo fundamental de su dominio conjunto estaba en que su mezcla ofrecía vinos muy finos, de un equilibrio y una complejidad fantástica. Los grandes tintos clásicos han basado parte de su fama en esa combinación.

Tempranillo garnacha racimos

La tempranillo se identificaba sobre todo con la zona más occidental y con los viñedos de la Sonsierra, en la margen norte del Ebro. Por su parte, la garnacha mostraba una vinculación extraordinaria con el clima de la parte más oriental, lo que durante mucho tiempo se conoció como Rioja Baja. Con todo, una y otra variedad podían encontrarse en cualquier parte. Y, como decíamos antes, a menudo mezcladas en las viñas más viejas. 

 

Con los años, la tempranillo disparó su extensión. Es una variedad muy adaptable y de relativamente fácil manejo. Esto, unido a su excelente rendimiento, la decantó como favorita. Tanto creció su popularidad y su cultivo que poco a poco arrinconó a la garnacha, menos productiva. La antigua “amistad” entre ambas estuvo a punto de perderse.

Por suerte, en los últimos tiempos, la garnacha se recupera y revaloriza. Está llamada a retomar su antiguo protagonismo. A nivel enológico, aporta frescor, muchos matices agradables y una acidez interesante en tiempos de creciente calentamiento climático.

Nuestras garnachas

En Muriel Wines estamos apostando por la garnacha, tanto en vinos monovarietales como en algunas de las mezclas tintas. Nuestra gran finca de Montalvillo, en Rioja Oriental, acoge plantaciones modernas de garnacha que ofrecen una uva de expresión deslumbrante. En el otro extremo, contamos con algunas parcelas muy viejas de garnacha en la zona las Viñas de Briñas, bajo la sierra de Toloño. De ellas elaboramos el muy valorado Conde de los Andes Capítulo II.

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