Los Muriel jóvenes, blanco y rosado, dos estrellas atrevidas, simpáticas y que van a más.
El rosado porque es suave y pícaro, y va perfecto con mil entrantes y platos fríos. El blanco porque es refrescante, sabroso y desenfadado, la mejor opción para el aperitivo, el tapeo y la copa de tarde. Por muchas razones, están de moda. Y ahora, además, porque nuestro blanco ha sido escogido uno de los 25 mejores de Rioja.
El albariño de Pazo Cilleiro, perfecto para comer marisco con los pies en la arena.
La variedad perfecta con las muchas y variadas tradiciones gastronómicas del mar. Un vino fino y fresco, distinguido y amable. Es tomar Pazo Cilleiro con unos mejillones o con unos langostinos y tocar uno de esos misteriosos resortes del placer gustativo.
La garnacha de Real Compañía. Pura fruta, fresca y apasionante.
La variedad tinta tendencia en todo el mundo. Delicadamente festiva, su sabor lleno de frutas rojas sorprende, fascina, enamora. A nosotros nos encanta a una temperatura fresca para acompañar tapas, embutidos, pizza, arroces, canapés... ¡convierte en un fiesta de sabor todo lo que imagines!
El Conde de los Andes Blanco, cosa seria, perfecta para las noches veraniegas.
Cuando el sol se pone y el calor da un respiro. Cuando estrenamos un vestido y paseamos a la luz de la luna. Cuando disfrutamos de un concierto al aire libre y conversamos sin horarios bajo las estrellas. Cuando llegan las esperadas noches de verano, un vino hospitalario, sugerente, mágico. Conde de los Andes Blanco: la seducción.
Foto de portada de Sai Kiran Anagani en Unsplash
También te puede interesar: